Este humedal fue declarado Santuario de la Naturaleza por el Consejo de Ministros hace unos meses y próximamente debería ser publicado el decreto. El sitio cumple un rol clave para que las aves playeras migratorias puedan cumplir sus ciclos de vida. Hoy, dice Diego Luna Quevedo, está amenazado por el proyecto de ampliación del puerto de San Antonio.
“Los humedales son un ecosistema natural, pero también social, ya que no sólo acogen biodiversidad, sino que son fuente de agua para las comunidades, además de ser espacios de recreación”. Con esas palabras, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, celebraba la decisión del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad de aprobar la creación del Santuario de la Naturaleza del río Maipo en noviembre pasado. Prontamente debería ser publicado el decreto en el Diario Oficial.
El humedal costero, ubicado en el límite de las comunas de San Antonio y Santo Domingo, acoge una gran diversidad de ecosistemas y genera las condiciones necesarias para convertirse en hábitat para una gran variedad de aves. “Visité por primera vez el humedal en el año 2000. Recuerdo de esa mañana de diciembre la presencia de grandes bandadas de gaviotas de Franklin y playeros blancos. Eran verdaderas nubes de miles de aves”, recuerda Diego Luna Quevedo, especialista en conservación de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP), una estrategia internacional que tiene como misión conservar las aves playeras y sus hábitats a través de una red de sitios en todo el continente americano. “Tengo una conexión muy cercana con este lugar, ya que con mi familia somos asiduos visitantes de Santo Domingo y del humedal. Me he pasado en algunas ocasiones hasta cinco horas enteras sin darme cuenta detrás de un binocular en el humedal. Mi hijo Félix, de seis años, es un amante de las aves y aprendió a observarlas y amarlas en este sitio”, agrega Luna.